En una mañana de verano,
prefiero nadar en tu mirada
cuando estás recién levantada
a bucear en el océano.
Saltar al abismo de tu sonrisa,
y poco a poco dejar que me hunda
en tu boca, tan profunda,
y sentir la caricia del mar y su brisa.
Prefiero enterrarme en tu pelo,
y saborear la sal de tu piel.
Refugiarme en tus labios de miel,
de la tempestad de tus caderas.
Navegar por tus olas,
hacer castillos en las sábanas,
y si tengo que ahogarme,
que sea en tu cama,
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